Un verdadero Antropocaco ejerce constantemente lo que los metodólogos de las ciencias sociales llaman "Reflexividad". La razón es simple: sólo se requiere estar sentado, o preferiblemente recostado en un lugar cómodo y pensar. Pensar en nuestra actividad. Pensar en lo que nos causa mirarnos a través de los otros. Pensar en los resultados de nuestro trabajo: un artículo en alguna revista especializada, un paper en un congreso, un libro quizás, con muchísima suerte. Pensar en lo que significa ser antropólogo en este mundo donde todavía tenemos que aclarle a nuestras tías segundas que no buscamos huesos de dinosauriuos. Es decir, no movilizarse mucho, no trasladarse a lugares lejanos, estar tranka, meditando, tomarse unos mates, y producir un textito de vez en cuando, ver si se consigue un pasaje gratis para ir a algún congreso en un lugar interesante, preferentemente en la playa. Otra característica escencial del verdadero Antropocaco es saber aprovechar todas las oportunidades que se le aparezcan para hacer una pequeña investigación o plantear un problema, algo que nuevamente, requirera pericia intelectual más no esfuerzo físico: una reunión con los compañeros del secundario, un casamiento de alguna colectividad de la que no conocemos mucho la idiosincracia, una exposición de arte, una reunión de stencileros en una esquina de Buenos Aires. El secreto es problematizar la realidad que nos encontramos en la vida diaria.
Estos días tuve las posibilidades físicas para ejercer esta Antropocaquedad: estoy pasando unos días en mi pueblo, con mucho tiempo para reflexionar, unas mini vacaciones donde no tengo casi nada para hacer, más que pensar e intentar llegar alguna conclusión. Bueno, también fui a la peluquería y me hice unas mechitas.
Entonces me hago la pregunta obvia: ¿Cómo aprovechar mi viajecito a San Luis y hacer algo productivo? Y la respuesta obvia me parece que es: ¡mejor me dejo de romper con el trabajo intelectual y me voy a comer un chivito! ¡Esa sí es la actitud del auténtico Antropocaco!
Estos días tuve las posibilidades físicas para ejercer esta Antropocaquedad: estoy pasando unos días en mi pueblo, con mucho tiempo para reflexionar, unas mini vacaciones donde no tengo casi nada para hacer, más que pensar e intentar llegar alguna conclusión. Bueno, también fui a la peluquería y me hice unas mechitas.
Entonces me hago la pregunta obvia: ¿Cómo aprovechar mi viajecito a San Luis y hacer algo productivo? Y la respuesta obvia me parece que es: ¡mejor me dejo de romper con el trabajo intelectual y me voy a comer un chivito! ¡Esa sí es la actitud del auténtico Antropocaco!
¡Salud!
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