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24 de abril de 2010

Facebook en 1939

Facebook, nuestro amigo, el otro día me sugirió esta página, que me resultó muy graciosa y entretenida, interesante en su planteo y bien realizada. El planteo es, como bien lo indica su nombre, qué hubiera aparecido en la red social si hubiera existido en 1939, durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Clickeen en las imágenes para verlas más grandes, y por favor, que nadie se ofenda que es un chiste!









29 de junio de 2009

Antropocacos ayer no votó ni al oficialismo ni a la oposición...

... votó al Partido Pirata! Éste es un partido sueco que busca la reforma de las leyes de propiedad intelectual e industrial, incluyendo el copyright y las patentes, además del respeto del dominio público por todo tipo de organizaciones (incluyendo las empresas de biotecnología) y la promoción del copyleft y los sistemas operativos libres (como puede ser GNU/Linux). Si en Europa consiguieron un representante en el Parlamento, porqué no acá?

Declaración de Principios 3.2

El Partido Pirata tiene como meta, cambiar la legislación global para facilitar el desarrollo de la sociedad informática, que está caracterizada por diversidad y libertad. Esto lo logramos al pedir un nivel mayor de respeto por los ciudadanos y su derecho a la privacidad, y al reformar el derecho de autor (copyright) y las leyes de patente.

Las tres principales creencias del Partido Pirata son la necesidad de protección de los derechos de los ciudadanos, la voluntad de liberar nuestra cultura, y el entendimiento de que las patentes y los monopolios privados están dañando a la sociedad.

La nuestra es una sociedad controlada y bajo vigilancia donde prácticamente todo el mundo está registrado y en observación. No está en el mejor interés de un estado judicial moderno imponer la vigilancia a todos sus ciudadanos, de ese modo tratándolos como sospechosos. La Democracia presupone una protección fuerte de los derechos de los ciudadanos.

El copyright fue creado para beneficiar a la sociedad fomentando actos de creación, desarrollo y difusión de expresiones culturales. Para conseguir esos objetivos, necesitamos un delicado equilibrio entre las demandas comunes de disponibilidad y distribución por una parte, y el reconocimiento y remuneración de las demandas del creador por la otra. Nosotros reivindicamos que el sistema actual del copyright se ha salido de este equilibrio. Una sociedad donde las expresiones culturales y el conocimiento sean libres para todos en términos iguales beneficiaría al conjunto de la sociedad. Nosotros reivindicamos que los abusos generales y sistemáticos del copyright actual son activamente contraproducentes a esos propósitos al limitar tanto la creación de, y el acceso a, nuestra cultura.

Los monopolios privados son uno de nuestros peores enemigos. Ellos llevan directamente al aumento de los precios y a un enorme coste escondido a los ciudadanos. Las patentes son monopolios de ideas oficialmente concedidos. Enormes corporaciones se pelean unas con otras en una carrera para archivar más y más patentes que poder usar contra competidores más pequeños para prevenirles de competir en igualdad de condiciones. La meta de cualquier monopolista no es ajustar los precios y términos en que el mercado vaya a adoptar, sino más bien usar sus derechos obtenidos deshonestamente como una palanca para subir los precios e imponer términos a su favor en cuanto a uso y autorización. Queremos limitar las oportunidades de crear daños y situaciones de monopolio innecesarias.

Las marcas registradas son ante todo útiles como medios de protección del consumidor. Nosotros creemos que las marcas registradas en general funcionan bien actualmente, y no sugerimos ningún cambio en este punto.


8 de octubre de 2008

La visión Marxista de la crisis financiera

Muy pronto un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del país. Era un asuntillo llamado mercado de valores. Lo conocí por primera vez hacia 1926. Constituyó una sorpresa muy agradable descubrir que era un negociante muy astuto. O por lo menos eso parecía, porque todo lo que compraba aumentaba de valor. No tenía asesor financiero ¿Quién lo necesitaba? Podías cerrar los ojos, apoyar el dedo en cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor.
Mi sueldo semanal era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la plata que ganaba teóricamente en Wall Street. Disfrutaba trabajando en la revista pero el salario me interesaba muy poco. Aceptaba de todo el mundo confidenciassobre el mercado de valores. Ahora cuesta creerlo pero incidentes como el que sigue eran corrientes en aquellos días.
Subí a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El ascensorista me reconoció y dijo: - Hace un ratito han subido dos individuos, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de verdad. Vestíanamericanas cruzadas y llevaban claveles en las solapas. Hablaban del mercado de valores y, créame, amigo, tenían aspecto de saber lo que decían. No se han figurado que yo estaba escuchándoles, pero cuando manejo el ascensor siempre tengo el oído atento. ¡No voy a pasarme toda la vida haciendo subir y bajar uno de estos cajones! El caso es que oí que uno de los individuos decía al otro: "Ponga todo el dinero que pueda obtener en United Corporation" […]
Le di cinco dólares y corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia con que me había tropezado en el ascensor. Harpo acababa de desayunar y todavía iba en batín. -En el vestíbulo de este hotel están las oficinas de un agente de Bolsa -dijo-. Espera a que mevista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia. -Harpo -dije-, ¿estás loco? ¡Si esperamos hasta que te hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros! De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su batín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de United Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con una garantía del veinticinco porciento. Para los pocos afortunados que no se arruinaron en 1929 y que no estén familiarizados con Wall Street, permítanme explicar lo que significa esa garantía del veinticinco por ciento. Por ejemplo, si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le quedaba a deber al agente. Era como robar dinero.
El miércoles por la tarde, en Broadway, Chico encontró a un habitué de Wall Street, quien le dijo en un susurro: -Chico, ahora vengo de Wall Street y allí no se habla de otra cosa que del Cobre Anaconda. Se vende a ciento treinta y ocho dólares la acción y se rumorea que llegará hasta los quinientos. ¡Cómpralas antes de que sea demasiado tarde! Lo sé de muy buena tinta. Chico corrió inmediatamente hacia el teatro, con la noticia de esta oportunidad. Era una función de tarde y retrasamos treinta minutos el alzamiento del telón hasta que nuestro agente nos aseguró que habíamos tenido la fortuna de conseguir seiscientas acciones. ¡Estábamos entusiasmados! Chico, Harpo y yo éramos cada uno propietarios de doscientas acciones de estos valores que rezumaban oro. El agente incluso nos felicitó. Dijo: - No ocurre a menudo que alguien entre con tan buen pie en una Compañía como la Anaconda.El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran "arriba,arriba, arriba". Hasta entonces yo no había imaginado que uno pudiera hacerse rico sin trabajar. Max me llamó una mañana y me aconsejó que comprara unos valores llamados Auburn. Eran de una compañía de automóviles, ahora inexistente. -Marx -dijo- es una gran oportunidad. Pegará más saltos que un canguro. Cómpralo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Luego añadió: -¿Por qué no abandonas el teatro y olvidas esos miserables dos mil semanales que ganas? Son calderilla. Tal como manejas tus finanzas, aseguraría que puedes ganar más dinero en una hora, instalado en el despacho de un agente de valores, que los que puedes obtener haciendo ocho representaciones semanales en Broadway. -Max -contesté-, no hay duda de que tu consejo es sensacional. Pero al fin y al cabo tengo ciertas obligaciones con Kaufman, Ryskind, Irving Berlin y con mi productor Sam Harris. Los que por entonces no sabía, era que Kaufman, Ruskind, Berlin y Harris también compraban a crédito y que, finalmente, iban a ser aniquilados por sus asesores financieros. Sin embargo, por consejo de Max, llamé inmediatamente a mi agente y le instruí para que me comprara quinientas acciones de la Auburn Motor Company.
Pocas semanas más tarde, me encontraba paseando por los terrenos de un club de campo, con el señor Gordon […] El día anterior, las Auburn habían pegado un salto de treinta y ocho enteros. Me volví hacia mi compañero de golf y dije: -Max, ¿cuanto tiempo durará esto? Max repuso, utilizando una frase de Al Jolson. -Hermano, ¡todavía no has visto nada!
Lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. La gente compraba sin cesar. Un día, con cierta timidez, hablé a mi agente acerca de este fenómeno especulativo. - No sé gran cosa sobre Wall Street - empecé a decir en son de disculpa- pero, ¿qué es lo que hace que esas acciones sigan ascendiendo? ¿No debiera haber alguna relación entre las ganancias de una compañía, sus dividendos y el precio de venta de sus acciones? Por encima de mi cabeza, miró a una nueva víctima que acababa de entrar en su despacho y dijo: - Señor Marx, tiene mucho que aprender acerca del mercado de valores. Lo que usted no sabe respecto a las acciones serviría para llenar un libro. - Oiga, buen hombre -repliqué-. He venido aquí en busca de consejo. Si no sabe usted hablar con cortesía, hay otros que tendrán mucho gusto en encargarse de mis asuntos. Y ahora ¿qué estaba usteddiciendo? Adecuadamente castigado y amansado, respondió: - Señor Marx, tal vez no se dé cuenta, perro éste ha cesado de ser un mercado nacional. Ahora somos un mercado mundial. Recibimos órdenes de compra de todos los países de Europa, de América del Sur e incluso de Oriente. Esta mañana hemos recibido de la India un encargo para comprar mil acciones de Tuberías Crane. Con cierto cansancio pregunté: -¿Cree que es una buena compra? -Nohay otra mejor -me contestó-. Si hay algo que todos hemos de usar son las tuberías. (Se me ocurrieron otras cuantas cosas más, pero no estaba seguro de que apareciesen en las listas de cotizaciones.) -Eso es ridículo -dije-. Tengo varios amigos pieles rojas en Dakota del Sur y no utilizan las tuberías. -Solté una carcajada para celebrar mi salida, pero él permaneció muy serio, de modo que proseguí-. ¿Dice usted que desde la India le envían órdenes de compra deTuberías Crane? Si en la lejana India piden tuberías, deben de saber algo sensacional. Apúnteme para doscientas acciones; no, mejor aún, que sean trescientasMientras el mercado seguía ascendiendo hacia el firmamento, empecé a sentirme cada vez más nervioso. El poco juicio que tenía me aconsejaba vender, pero, al igual que todos los demás primos, era avaricioso. Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iba doblar su valor en pocos meses. En los periódicos actuales leo con frecuencia artículos relativos a espectadores que se quejan de haber pagado hasta un centenar de dólares por dos entradas para ver My Fair Lady (Personalmente opino que vale esos dólares.) Bueno, una vez pague treinta y ocho mil por ver a Eddie Cantor en el Palace […] Cantor era vecino mío en Great Neek. Como era viejo amigo suyo cuando terminó la representación fue a verle en su camerino. […] Encanto -prosiguió Cantor-, ¿qué te ha parecido mi espectáculo? Miré hacia atrás, suponiendo que habría entrado alguna muchacha. Desdichadamente no era así, y comprendí que se dirigía a mí. Eddie, cariño - contesté con entusiasmo verdadero-, ¡has estado soberbio! Me disponía a lanzarle unos cuantos piropos más cuando me miró afectuosamente con aquellos ojos grandes y brillantes, apoyó las manos en mis hombros y dijo: -Precioso, ¿tienes algunas Goldman Sachs? -Dulzura -respondí (a este juego pueden jugar dos)-, no sólo no tengo ninguna, sino que nunca he oído hablar de ellas ¿Qué es Goldman Sachs? ¿Una marca de harinas? Me cogió por ambas solapas y me atrajo hacia mí. Por un momento pensé que iba a besarme. -¡No me digas que nunca has oído hablar de las Goldman Sachs! -exclamó incrédulamente-. Es la compañía de inversiones más sensacional de todo el mercado de valores. Luego consultó su reloj y dijo: -Hoy es demasiado tarde. La Bolsa está ya cerrada. Pero, mañana por la mañana, nene, lo primero que tienes que hacer es coger el sombrero y correr al despacho de tu agente para comprar doscientas acciones de Goldman Sachs. Creo que hoy ha cerrado a 156… ¡y a 156 es un robo! Luego Eddie me palmoteó una mejilla, yo le palmoteé la suya y nos separamos. ¡Amigo! ¡Qué contento estaba de haber ido a ver a Cantor a su camerino! Figúrese, si no llego a ir aquella tarde al Teatro Palace, no hubiese tenido aquella confidencia. A la mañana siguiente, antes del desayuno, corrí al despacho del agente en el momento en quese abría la Bolsa. Aflojé el veinticinco por ciento de treinta y ocho mil dólares y me convertí en afortunado propietario de doscientas acciones de la Goldman Sachs, la mejor compañía de inversiones de América.Entonces empecé a pasarme las mañanas instalado en el despacho de un agente de Bolsa, contemplando un gran cuadro mural lleno de signos que no entendía. A no ser que llegara temprano, ni siquiera me era posible entrar. Muchas de las agencias de Bolsa tenían más público que la mayoría de los teatros deBroadway. Parecía que casi todos mis conocidos se interesaran por el mercado de valores. La mayoría de las conversaciones se limitaban a la cantidad que tal y tal valor habían subido la semana pasada, o cosas similares. El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos sus ahorros de toda la vida en Wall Street. Ocasionalmente, el mercado flaqueaba, pero muy pronto se liberaba la resistencia que ofrecían los prudentes y sensatos, y proseguía su continua ascensión. De vez en cuando algún profeta financiero publicaba unartículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar. Pero apenas si nadie prestaba atención a estos conservadores tontos y a sus palabras idiotas de cautela. Incluso Barney Baruch, el Sócrates de Central Park y mago financiero americano, lanzó una llamada de advertencia. No recuerdo su frase exacta, pero venía a ser así: "Cuando el mercado de valores se convierte en noticia de primera página, ha sonado la hora de retirarse."
Yo no estaba presente cuando la Fiebre del Oro del cuarenta y nueve. Me refiero a 1849. Pero imagino que esa fiebre fue muy parecida a la que ahora infectaba al todo el país. El presidente Hoover estaba pescando y el resto del gobierno federal parecía completamente ajeno a lo que sucedía. No estoy seguro de que hubiesen conseguido algo aunque lo hubieran intentado, pero en todo caso el mercado se deslizó alegremente hacia su perdición.Un día concreto, el mercado comenzó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presos del pánico y empezaron a descargarse. Eso ocurrió hace casi treinta años y no recuerdo las diversas fases de la catástrofe que caía sobre nosotros, pero así como al principio del auge todo el mundo quería comprar, al empezar el pánico todo el mundo quiso vender. Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores que por entonces solo tenían el nombre de tales. Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar eclamando garantías adicionales. Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sindinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Yo fui uno de los afectados. Desdichadamente, todavía me quedaba dinero en el Banco. Para evitar que vendieran mi papel empecé a firmar cheques febrilmente para cubrir las garantías que desaparecían rápidamente. Luego, un martes espectacular, Wall Street lanzó la toalla y sencillamente se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque por entonces todo el país estaba llorando. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más pero era todo el dinero que tenía. El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfonose había quedado mudo... se suicidó.En toda la bazofia escrita por los analistas del mercado, me parece que nadie hizo un resumen de la situación de una manera tan sucinta como mi amigo el señor Gordon. En aquellas palabras lo dijo todo. Desde luego, la broma había terminado. Creo que el único motivo por el que seguí viviendo fue el convencimiento consolador de que todos mis amigos estaban en la misma situación. Incluso la desdicha financiera, al igual que la de cualquier otra especie,prefiere la compañía. Si mi agente hubiese empezado a vender mis acciones cuando empezaron a tambalearse, hubiese salvado una verdadera fortuna. Pero como no me era posible imaginar que pudiesen bajar más, empecé a pedir prestado dinero del Banco para cubrir las garantías. Las acciones de Cobre Anaconda sefundieron como las nieves del Kilimanjaro (no creas que no he leído a Hemingway), y finalmente se estabilizaron a 2 7/8. La confidenciadel ascensorista de Boston respecto a United Corporation se saldó a 3,50. Las habíamos comprado a 60. La función de Cantor en el Palace fue magnífica ¿Goldman-Sachs a 156 dólares? Cuando la máxima depresión del mercado, podía comprárselas a un dólar por acción.El ir al desahucio financiero no constituyó una pérdida total.
A cambio de mis doscientos cuarenta mil dólares obtuve un insomnio galopante, y en mi círculo social el desvelamiento empezó a sustituir al mercado de valores como principal tema de conversación.
Groucho Marx
Groucho y yo

1 de octubre de 2008

4 de septiembre de 2008

¿El relativismo cultural es relativo?

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Estos días el tema del relativismo cultural anda dando vueltas en Antropocacos. Primero en el artículo de Boas, su creador, luego en el chiste del otro día, que entre las frases con la que ataca el OVNI antropológico dice "Moral relativism is true". Paralelamente, me crucé también con este concepto en otros lugares, casi sin advertirlos, y me despertó un dilema existencial que tenía dormido en algún lugar del cerebro entre tantas idas y venidas entre las ciencias sociales y otras actividades que no tienen nada que ver: ¿Hasta dónde se justifica el relativismo cultural? ¿Hay prácticas que son universalmente válidas, o lo que es lo mismo, recriminables? Planteo dos casos similares que me pusieron a reflexionar:

El fin de semana pasado vi una película muy buena: "2 days in Paris", dirigida por July Delpy y protagonizada por ella y Adam Goldberg. Una comedia muy al estilo de Woody Allen, donde una pareja, ella francesa viviendo en Nueva York, él yankee-judío-intelectual, están un fin de semana en Paris visitando a la familia y amigos de ella. En una de las escenas más densas, la más política de la película, la pareja se sienta en un bar y ella le empieza a gritar como loca a un tipo sentado en la mesa de al lado. En francés, claro, y el novio no entiende ni una palabra. Él se vuelve loco porque piensa que ella está loca, gritándole así en un lugar público a una persona, pero ella le grita cosas por las que creo que vale la pena gritar en un bar. Lo acusa de que en un viaje a la Polinesia, o algún lugar de esa zona, él se había acostado con una niña de 12 años, justificándose porque esa era una costumbre aceptada en el lugar. El hecho de que haya existido una infidelidad o no es irrelevante, y ella se lo deja bien en claro: no podía seguir con alguien que se había acostado con una niña, por más relativismo cultural que hubiese.

Paralelamente, estoy leyendo el último libro de Federico Andahazi, "Pecar como Dios Manda - Historia sexual de los argentinos". Leí, poquito, todavía no lo teminé, pero comienza describiendo la vida sexual de los Pueblos Originarios de lo que hoy es Argentina, describiendo su diversidad. En el capítulo 6 llamado Los ritos de inicación, describe los rituales de pasaje de la niñez a la adultez de las diferentes etnias, y describe un caso actual del pueblo Wichi, en la provincia de Salta, Argentina. En 2005, un hombre de 28 años dejó embarazada a una niña de 9 años, hija de su pareja. La niña fue madre, y la nueva abuela denunció al padre-marido-abuelo. Fue a juicio y la justicia blanca lo absolvió, basada en una pericia antropológica presentada por la defensa, que sostenía que es “costumbre ancestral” entre los wichís que “las mujeres puedan mantener relaciones sexuales consentidas a partir de su primera menstruación”. También su comunidad salió a defenderlo, y no está de más aclarar que se trataba del hijo del cacique (ACÁ el texto del petitorio). Por supuesto, después de su absolución, muchas otras voces se levantaron protestando, diciendo que es una aberración en sí pensar que los wichis consideran el abuso de menores una costumbre ancestral. Se hizo una denuncia frente al INADI, que declaró el caso como “discriminatorio hacia la mujer y niñas wichí, sexista, estereotipado, racista y violatorio de los derechos humanos fundamentales”, y se llevó el caso a la Corte Suprema.

¿Están primero los Derechos Universales del Hombre o las pautas culturales de una minoría? ¿Estado o Pueblo?

3 de agosto de 2008

Antropólogos y la guerra

It is the outcome of an historical process, which has made the larger part of mankind subservient to the other, and during which millions of innocent human beings have had their resources plundered, their institutions and beliefs destroyed while they themselves were ruthlessly killed, thrown into bondage, and contaminated by diseases they were unable to resist. Anthropology is the daughter to this era of violence.

Claude Lévi-Strauss, "Anthropology: Its Achievement and Future," Current Anthropology, vol. 7, 1966, p. 126

Queridos antropocaca/os, si todavia no saben bien que hacer con la profesión acá está la respuesta... ser parte de la contrainsurgencia en Afganistan!!!

Creen que es joda?
Pasen por ACÁ y ACÁ

Siempre es lindo saber qué hacen nuestros colegas...

10 de julio de 2008

¡Contraguía de nombrecitos de los del Campo! por Podeti

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Un análisis antropológico de las autodenominaciones en el conflicto Gobierno - Campo... sin desperdicio!
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Así como los esquimales tienen unas veinte palabras para denominar el color blanco, la innombrable extensión de este conflicto infernal nos ha obligado a adoptar unos veinte o treinta (o cuarenta o sesenta) sinónimos para designar a “Los del Campo”; el problema, claro, es que no todas lo nombrecitos implican lo mismo, cada usuario tiene preferencia por una denominación y, por supuesto, su connotación cambia según la calidad humana del usuario.

Para no perdernos en esta selva de implicancias, connotaciones y segundas intenciones, el Depto. de Semiótica de “Yo contra el Mundo” ofrece este exclusivo análisis de NOMBRECITOS PARA REFERIRSE A “LOS DEL CAMPO”:

“EL CAMPO”: “El Campo” nos retrotrae inmediatamente a una Era Dorada de Inocencia Salvaje y Rural, de campos verdes y contacto con la tierra. Quien prefiere hablar de “El Campo”, en lugar de hablar de los miembros en carne y hueso del conflicto, tiene en la cabeza una difusa, turbia, genérica pero placentera imagen de pasto, vaquitas, patitos, gallinas, conejitos y molinos de viento vistos desde el costado de la ruta cuando vas a Mar del Plata. Una imagen completada mentalmente con recortables de Anteojito dedicados al tema “la Granja”, con un ordeñadorcito de boina blanca y pañuelo al cuello y una linda chinita de ojazos pardos y trenzas largas, pegados sobre cartulina para que tengan mayor resistencia y paraditos sobre una pestaña blanca. La banda de sonido es alguna marcha patria o la lectura de la composición tema “La Vaca”, y la decoración está formada por escarapelas, banderitas y guirnaldas celestes y blancas. ¿Quién podría estar en contra de “El Campo”, esta fuente inagotable de iconografía didáctico-infantil?
Usuario: Medios de comunicación, taxistas, caceroleros de Caballito y jubilados que llaman a la radio.
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

“LOS OLIGARCAS DE LA SOCIEDAD RURAL”: Esta denominación designa a un Estanciero de familia patricia y doble apallido, interpretado por Augusto Larreta en el sketch de “Qué Chucho, Manucho”. Viste botas de equitación, pantalón de montar, camisa parda, pañuelo, bigote, cabello engominado con canas en las sienes y calza una fusta que utiliza para señalarle a los visitantes los ímites de sus inabarcables extensiones (cuando no para castigar a Zoilo, su inoperante peoncito de bigotito a lo Cantinflas). “Oligarca” contrata en negro, le paga a sus peones con vales del Almacén del pueblo (que es de su propiedad, donde les sirve salame con triquinosis y ginebra adulterada), se curte a las hijas adolescentes de las chinitas de la estancia, hace “fraude patriótico”, golpea las puertas de los cuarteles, chifla a Alfonsín, aplaude a Menem, se compra una nueva 4 x 4, publica una necrológica despidiendo a Bernardo Neustadt, comulga con Von Wernich y a cada discurso de Cristina Kirchner comenta con su mujer “Pero qué barbaridad, ché Merceditas, estos perucas pata negra hijos de inmigrante aluvión zoológico no aprenden más”, y blandiendo la fusta y gritando “¡Zoilo, venga para acá que estoy medio nervioso!”
Usuario: Progres setentistas que se quedaron en el anti-menemismo o Luis D’elía.
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

“LOS CHACAREROS”: El “Chacarero” al que quiere adjudicarse el conflicto del campo es un noble y sufrido paisano con la piel surcada de arrugas, curtida salvajemente por los rayos solares debido al duro trabajo al aire libre. Trabaja de sol a sol, de lunes a domingos, las 24 horas y durante los 365 días del año bajo las inclemencias del tiempo, con la sola ayuda de un noble y desnutrido caballo de 25 años, que tira resoplando del viejo arado de madera, y cuando éste se desploma agotado sobre el suelo, que se desmigaja en terrones resecos, su dueño, jinete y amigo lo carga sobre el hombro y sigue tirando del arado él mismo. Luego llega, arrastrándose, a su pobre ranchito sin techo ni paredes ni piso, donde su amorosa china lo espera con una opípara cena consistente en mate amargo, ya que la totalidad de lo que producen sus tierras es para consumo de los porteñitos desagradecidos. Al día siguiente, la helada acaba con la totalidad de su cosecha y el Gobierno le confisca lo poco que le queda para comprale una cartera Luis Vuitton a la Presidenta. Sin embargo con la paciencia y la resignación del hombre de campo, vuelve a empezar de cero sin quejarse porque así es la vida del pobre “Chacarero”. Un dato: Es la única persona que labura de toda la Argentina.
Usuario: La propia gente del Campo, Elisa Carrió y los caceroleros de Santa Fe y Callao, que al defender a estos pobres desgraciados se sienten un poco como unos patroncitos de estancia de buen corazón.
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

“LOS RURALISTAS”: El usuario de esta imagen no tiene una idea muy clara de a qué se dedicaban esos señores que empujan tractores al costado de la ruta, pero sí sabe que parecen ser un grano en el culo del Oscurantismo Kirchnerista y con eso le alcanza. El “Ruralista”, entonces, es una especie de héroe de la Resistencia, que pasa conmovedoras noches de frío, a duras penas entibiadas por un tereré helado. De Angelis es su líder carismático, su mártir, su Che Guevara, su Perón, regresado de entre las negras nieblas de la prisión Kristinista como un Mesías Gauchesco. El “Ruralista” corta la ruta pero no es basto o violento como los piqueteros bonaerenses, siempre tiene una sonrisa y un dicho gauchesco con el que pícaramente se “compra” a sus piqueteados, que terminan junto a él compartiendo un mate helado y guitarreando en torno al fogón, es humilde (apenas heredó 500 hectáreas cultivables) pero no lastima nuestros ojos con el espectáculo de la miseria (si quiere va y mata una vaca y se la come ahí, al costado de la ruta. Cruda.). En resumen, es un auténtico revolucionario, pero que no clama por cosas desagradables como expropiación o fusilamientos sino por que le dejen ganar su platita.
Usuario: Escritores de cartas a La Nación y anti-kirchneristas de todo pelaje.
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

“LOS PRODUCTORES AGROPECUARIOS”: La imagen que nos quiere vender el usuario de “Productor Agropecuario” es de un moderno y progresista ingeniero agrónomo que viste bombacha de gaucho, boina y cuentaganados, pero que viaja en una impecable 4 X 4, carga un celular y una laptop donde hace complicadísimos cálculos para intensificar la producción de su campo. Verdadero “nerd” rural, su única lectura son libros sobre monocultivo de soja, la revista “Chacra” y los suplementos Rurales de los grandes matutinos del país, gracias a lo cual está al tanto de los datos más ínfimos acerca de la terbutilazina, la metribuzina, el glifosato, el agente naranja, la soja transgénica, el gordo, invernada y cría, los productos John Deere, del precio internacional de la soja y el cambio climático. Gracias a su pujante capacidad de trabajo y la información especializada que maneja es el responsable 100 % de la salida de la crisis del 2001.
Usuario: Licenciados en algo que son entrevistados en el programa de Marcelo Longobardi, donde dicen –sin que se les mueva un pelo- cosas como “el mundo clama por nuestros productos agropecuarios” o “si dejamos en paz a los agroproductores podemos convertirnos en una superpotencia” (De más está decir que le gusta mucho la palabra “agro-algo”).
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

“LOS CAMPESINOS”: El “Campesino” tiene sombrero blanco, rasgos mesoamericanos y brazos musculosos a lo mural del pintor Siqueiros, con los que levanta su azadón o su fusil cerrando un puño socialista. Aunque no lo sabe porque todavía no ha resuelto las contradicciones internas de la dialéctica de la plusvalía de la cosa del capitalismo, todo está dispuesto para que en cualquier momento separe su Lucha de la de las organizaciones pequeño-burguesas con las que está entongado actualmente e inicie la lucha por una auténtica Reforma Agraria; caso contrario –armados de azadones levantados con el puño socialista- habrá que tomar por asalto los latifundios sojeros e iniciar un movimiento separatista y una Asamblea Constituyente, lo cual será sencillo teniendo en cuenta esos brazos de Hulk que tiene. Es sólo cuestión de tiempo.
Usuario: Integrantes de pequeños partidos trotskistas de la Facultad de Agronomía, que se quieren cortar las pelotas porque cada vez que se quieren diferenciar de Kirchner se los asocia a Luciano Miguens y viceversa.
La Objeción: “Ehhh, cheeeee, pero el campo no es eso nada más, no hay que generalizar, te tenés que informar un poco máaas”

Rabado de ACÁ.

16 de junio de 2008

El paro de los transportististas: una mirada antropológica II

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El Dr. Co... Jr, un amigo de la casa, nos ha hecho notar otra ventaja oculta de la situación política argentina:

Más allá de los beneficios de la reducción de carbohidratos en la dieta, notamos entre nuestros informates clave un nuevo beneficio físico: el incremento del ejercicio aeróbico. Recordemos que los transportistas continúan de paro y esto está repercutiendo también en el acceso de tanto el transporte público como de los usuarios particulares al combustible para sus vehículos, ya sea naftas o gas oil (del GNC no tenemos datos). Esto implica que la gente camine un poco más, y a velocidades elevadas, considerando el frío que está haciendo por estos días, ya que las posibles alternativas de transporte público de pasajeros, trenes y/o subtes, en las zonas metropolotanas, están de por sí sobreexigidas, antes de la crisis.

12 de junio de 2008

El paro de los transportististas y la falta de harina en los supermercados: una mirada antropológica

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El análisis antropológico de la realidad social argentina, donde hace días que los transportistas están de paro y por lo tanto se empieza a sentir un desabastecimiento de algunos productos en los supermercados, nos ha dado las siguente conclusión:

Los productos que más faltan son las harinas y sus derivados (pan, pastas, galletitas). El gremio está luchando contra la obesidad, no permiten a la población afectada por esta enfermedad acceder a carbohidratos, lo que implicaría una disminución en el peso general de la población, disminuyendo al mismo tiempo los problemas de salud provocados por el sobrepeso, y las enfermedades de trastornos alimenticios comola bulimia y la anorexia, que se dan especialmente entre la población adolescente.

¡Gracias transportistas, les hacen un bien a la sociedad! Pero cuidado con las represalias...

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