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Como mencionábamos anteriormente, el embarazo, como el peronismo, son de esos temas sobres los que absolutamente toda la gente tiene algo que decir. No importa si es el obstetra, la partera o el verdulero, a todos les interesa saber los detalles sórdidos de lo que estás pasando: si tenés muchas contracciones, en qué semana estás, si ya estás dilatando...
Sin embargo, la primera pregunta que te hace hasta el taxista, y sobre la que te hará saber su opinión es si ya está decidido el nombre del retoño. Generalmente no sólo la gente te dice si el nombre elegido les agrada o no, sino que te contarán cuantos parientes, amigos o conocidos tienen que se llaman así, te harán recordar personajes célebres con ese nombre, te dirán que su perro de la infancia se llamaba así y que sólo con recordarlo se ponen felices... todo ésto si el nombre es de su agrado. Si no llegara a serlo, es interesante es notar las actitudes negativas que puede tener la gente al escuchar tu decisión, lo que te hace pensar que, o en con la crisis la gente está nerviosa y, para decirlo según el dicho popular "no hay por..... que les venga bien", o bien realmente sos un degenerado por castigar para siempre a tu hij@ con el nombre que le elegiste. Las actitudes negativas más comunes que hemos encontrado son las siguientes:
1. Si estás en una etapa avanzada del embarazo y todavía no tenés decidico el nombre del bebé, sos una mala madre. A la gente en general le resulta muy violenta o extraña la idea de que uno no decida hasta último momento cómo nombrará a su bebé, aparentemente relacionando esta indecisión con falta de amor o de interés. Es como si por el hecho de no nombrarlo con un nombre propio ese individuo no tuviera identidad o no se lo considerara un ser.
2. Si elegiste un nombre de moda, no tenés personalidad. En todas las épocas hay nombre que se usan más que otros, claro está. La reacción más normal a la decisión de elegir alguno de estos nombres es "Que lindo, ya tengo dos sobrinitos que se llaman así", mientras con un gesto en el borde de la boca están queriendo decir "otra más que le pone así, todos los compañeritos del jardín se van a llamar igual".
3. Si elegiste un nombre clásico, no tenés personalidad. Claro, en este caso el carnicero también reclamará la falta de originalidad sobre la elección, aludiendo que "de esos hay muchos". En realidad poner un clásico es un arma de doble filo, ya que siempre habrá algunos pero seguramente muchos menos que el nombre de moda.
4. Si elegiste un nombre por admiración a una figura pública, no tenés personalidad. Si lo elegís por un jugador de fútbol, Dior te ayude si al que le estás contando es de un equipo rival; si lo elegís por un artista, piensan que le estarás marcando el camino y que sólo lo mandarás a talleres de manualidades como actividades extracurriculares; si lo elegís por un político, más vale que digas que así se llamaba tu abuelo porque la discusión puede llevarte horas. Ni hablar si elegiste con todo el amor del mundo llamar a tu hijo con el nombre del protagonista de tu película o serie favorita, probablemente la vecina del 4ºB te mire como si hubieras decidido dejarlo en una canasta en la vereda para que se lo lleven los cartoneros, sin aparentemente considerar que su propio hijo se llama Edmundo.
5. Si elegiste un nombre siguiendo alguna tradición familiar, no tenés personalidad. Esta es una de las opciones más tradicionalistas, y que por lo tanto son más polémicas: el público suele estar dividido entre los que están completamente a favor y los que están completamente en contra. Suele ser una difícil discusión en las cenas familiares.
6. Si sos antropóloga, debés elegirle un nombre en alguna lengua aborigen, sí o sí, si no, para qué te dedicás a lo que te dedicás. Más allá de los Catriel y Nahuel, que no cuentan porque a esta altura ya son clásicos, no te atrevas a no llamar "Inti" a tu hijo, Antropomother traidora!.
Como mencionábamos anteriormente, el embarazo, como el peronismo, son de esos temas sobres los que absolutamente toda la gente tiene algo que decir. No importa si es el obstetra, la partera o el verdulero, a todos les interesa saber los detalles sórdidos de lo que estás pasando: si tenés muchas contracciones, en qué semana estás, si ya estás dilatando...
Sin embargo, la primera pregunta que te hace hasta el taxista, y sobre la que te hará saber su opinión es si ya está decidido el nombre del retoño. Generalmente no sólo la gente te dice si el nombre elegido les agrada o no, sino que te contarán cuantos parientes, amigos o conocidos tienen que se llaman así, te harán recordar personajes célebres con ese nombre, te dirán que su perro de la infancia se llamaba así y que sólo con recordarlo se ponen felices... todo ésto si el nombre es de su agrado. Si no llegara a serlo, es interesante es notar las actitudes negativas que puede tener la gente al escuchar tu decisión, lo que te hace pensar que, o en con la crisis la gente está nerviosa y, para decirlo según el dicho popular "no hay por..... que les venga bien", o bien realmente sos un degenerado por castigar para siempre a tu hij@ con el nombre que le elegiste. Las actitudes negativas más comunes que hemos encontrado son las siguientes:
1. Si estás en una etapa avanzada del embarazo y todavía no tenés decidico el nombre del bebé, sos una mala madre. A la gente en general le resulta muy violenta o extraña la idea de que uno no decida hasta último momento cómo nombrará a su bebé, aparentemente relacionando esta indecisión con falta de amor o de interés. Es como si por el hecho de no nombrarlo con un nombre propio ese individuo no tuviera identidad o no se lo considerara un ser.
2. Si elegiste un nombre de moda, no tenés personalidad. En todas las épocas hay nombre que se usan más que otros, claro está. La reacción más normal a la decisión de elegir alguno de estos nombres es "Que lindo, ya tengo dos sobrinitos que se llaman así", mientras con un gesto en el borde de la boca están queriendo decir "otra más que le pone así, todos los compañeritos del jardín se van a llamar igual".
3. Si elegiste un nombre clásico, no tenés personalidad. Claro, en este caso el carnicero también reclamará la falta de originalidad sobre la elección, aludiendo que "de esos hay muchos". En realidad poner un clásico es un arma de doble filo, ya que siempre habrá algunos pero seguramente muchos menos que el nombre de moda.
4. Si elegiste un nombre por admiración a una figura pública, no tenés personalidad. Si lo elegís por un jugador de fútbol, Dior te ayude si al que le estás contando es de un equipo rival; si lo elegís por un artista, piensan que le estarás marcando el camino y que sólo lo mandarás a talleres de manualidades como actividades extracurriculares; si lo elegís por un político, más vale que digas que así se llamaba tu abuelo porque la discusión puede llevarte horas. Ni hablar si elegiste con todo el amor del mundo llamar a tu hijo con el nombre del protagonista de tu película o serie favorita, probablemente la vecina del 4ºB te mire como si hubieras decidido dejarlo en una canasta en la vereda para que se lo lleven los cartoneros, sin aparentemente considerar que su propio hijo se llama Edmundo.
5. Si elegiste un nombre siguiendo alguna tradición familiar, no tenés personalidad. Esta es una de las opciones más tradicionalistas, y que por lo tanto son más polémicas: el público suele estar dividido entre los que están completamente a favor y los que están completamente en contra. Suele ser una difícil discusión en las cenas familiares.
6. Si sos antropóloga, debés elegirle un nombre en alguna lengua aborigen, sí o sí, si no, para qué te dedicás a lo que te dedicás. Más allá de los Catriel y Nahuel, que no cuentan porque a esta altura ya son clásicos, no te atrevas a no llamar "Inti" a tu hijo, Antropomother traidora!.
2 comentarios:
antrpomother traidora! jajaja. ¿Cómo que no se va a llamar Inti? jajaja.
Si asumimos el postulado de que el embarazo es como el peronismo, entonces...lealtad, compañera! que es esto de andar innovando! llamelo Juan Domingo! (o Maria Eva, si es chancleta!) jej
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