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A partir de una serie de situaciones vividas a lo lardo del embarazo he llegado a la conclusión de que la gente que uno se cruza en la calle, en el supermercado, la trata a una como si fuera el bebé que está creciendo en sus entrañas. De repente una pasa de ser mujer, muchacha, chica, o lo que sea, a ser un bebé gigante, que camina, trabaja, va a la facultad y todas esas cosas, pero es tratada como si tuviera seis meses de vida, o peor aún como si estuviera en plena etapa de desarrollo de su sistema nervioso central y una no comprendiera el lenguaje simbólico - abstracto.
Esta una extensión cultural del proceso psicológico que se denomina "mónada", es decir, la interrelación que se dá entre un bebé recién nacido y su madre o persona maternante, se puede detectar en situaciones como las siguientes:
1. El tono de voz de quien nos habla sube una octava en su registro al ver la panza prominente y en todas las oraciones encontramos varios sustantivos diminutivos o palabras en media lengua.
2. Se asume que la mujer embarazada deberá empezar a usar ropa de colores pasteles y si es posible con estampados de ositos, aunque haya sido dark por los diez años anteriores a su embarazo.
3. Se le hacen regalos que uno pensaría destinado al bebé, como por ejemplo algún muñecho de peluche, en lugar de una cartera nueva, que definitivamente nos interesa mucho más.
La situación que me hizo dar cuenta de ésto fue un día que fui a comer a un restaurant muy conocido en la costanera con mi familia, un grupo de siete personas aproximadamente. Al retirarnos del lugar, veníamos todos caminando en fila india, entre las mesas, y yo venía en último lugar dado que ya me velocidad para moverme ya se había visto notablemente reducida. Cerca de la puerta, el metre del lugar esperaba con un globo con el logo del lugar en la mano. "Hasta luego" y "Muchas gracias" se le escuchaba decir, pero al verme a mí, me regaló el globo. ¿Qué esperaba que hiciera con él? ¿Guardarlo hasta que mi nene sea lo suficientemente grande como para que juegue con él?
A partir de una serie de situaciones vividas a lo lardo del embarazo he llegado a la conclusión de que la gente que uno se cruza en la calle, en el supermercado, la trata a una como si fuera el bebé que está creciendo en sus entrañas. De repente una pasa de ser mujer, muchacha, chica, o lo que sea, a ser un bebé gigante, que camina, trabaja, va a la facultad y todas esas cosas, pero es tratada como si tuviera seis meses de vida, o peor aún como si estuviera en plena etapa de desarrollo de su sistema nervioso central y una no comprendiera el lenguaje simbólico - abstracto.
Esta una extensión cultural del proceso psicológico que se denomina "mónada", es decir, la interrelación que se dá entre un bebé recién nacido y su madre o persona maternante, se puede detectar en situaciones como las siguientes:
1. El tono de voz de quien nos habla sube una octava en su registro al ver la panza prominente y en todas las oraciones encontramos varios sustantivos diminutivos o palabras en media lengua.
2. Se asume que la mujer embarazada deberá empezar a usar ropa de colores pasteles y si es posible con estampados de ositos, aunque haya sido dark por los diez años anteriores a su embarazo.
3. Se le hacen regalos que uno pensaría destinado al bebé, como por ejemplo algún muñecho de peluche, en lugar de una cartera nueva, que definitivamente nos interesa mucho más.
La situación que me hizo dar cuenta de ésto fue un día que fui a comer a un restaurant muy conocido en la costanera con mi familia, un grupo de siete personas aproximadamente. Al retirarnos del lugar, veníamos todos caminando en fila india, entre las mesas, y yo venía en último lugar dado que ya me velocidad para moverme ya se había visto notablemente reducida. Cerca de la puerta, el metre del lugar esperaba con un globo con el logo del lugar en la mano. "Hasta luego" y "Muchas gracias" se le escuchaba decir, pero al verme a mí, me regaló el globo. ¿Qué esperaba que hiciera con él? ¿Guardarlo hasta que mi nene sea lo suficientemente grande como para que juegue con él?
¿Qué situaciones viviste que te hayan hecho sentir como una imbécil sólo por el hecho de tener panza?
6 comentarios:
Muy interesantes observaciones, da para antropocaquear largo y tendido sobre el tema :P
Jajaja. No sé si te tratan como al párvulo por nacer, pero definitivamente dejás de ser mujer (cosa que cambia apenas parida). Cuando yo estaba embarazada, un día caminando, un tipo que venía detrás, diciéndome barbaridades, se retractó apenas sobrepasóme y notó mi panza embarazosa. :S (y yo que necesitaba sentirme algo más que un tanque australiano). jajaj
Y otra cosa que recuerdo al día de hoy es que la gente se cree que puede saltear el espacio interpersonal socialmente convenido y tocarte la panza -como imagen de la virgen o del buda- en busca de suerte o augurándote el género del bebé. Grrrr.
En realidad te invisibilizas... y es pero cuando en vez de panza portás un bebé... El hombre invisible nunca existió pero la mujer invisible estuvo ahi siempre
Bueno pero eso se explica por el miedo racional del masculino por los ataques hormonales de embarazada o por lo menos es la idea que anda dando vuelta embarazada=hipersensibilidad
ay, dios! que te toquen la panza! que garrón!
pero, vamos, antropocaquiemos un poco...parece estar aceptado culturalmente, no? y como que si te negás, sos una malaonda, no? Como que nuestros cuerpos son públicos por un lapso, como dice Mandarina, como la panza del Buda...es interesante para pensarlo mejor
Y...perdón Demian...pero el "miedo racional", no existe, y menos en los hombres (la parte racional, digo, je) Y las embarazadas no tienen/tenemos "ataques hormonales" jejej como si nos poseyera un espiritu...bah...a ver...ahora que lo pienso mejor, capaz que si!bah, si! estamos poseidas!! guaaaarddaaaa!
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